Reputación en juego: el riesgo del green washing para las empresas
En los últimos años, temas como la sostenibilidad y la conciencia ambiental se pusieron sobre la mesa de debate para no irse más. Se han convertido en imperativos para las empresas y los consumidores. Ya sea por la responsabilidad ética que conlleva o por la necesidad de implementar procesos más eficientes que aseguren la conservación de recursos naturales.
Sin embargo, la creciente presión por adoptar estás prácticas resultó ser un arma de doble filo para las compañías. Por un lado, pueden destacar ejecutándose con integridad y transparencia, convirtiéndose en modelos ejemplares en el mercado, o caer en prácticas como el “green washing” o blanqueamiento verde, que destruirán la reputación y credibilidad en la que tanto tiempo trabajaron.
De acuerdo con el más reciente global Sustentability Sector index de Kantar Insight el 52% de las personas afirmó haber visto o escuchado información falsa o engañosa sobre acciones sostenibles tomadas por las marcas. Otro 67% siente que las compañías solo buscan entregar una imagen verde por razones comerciales. ¿Qué estrategias pueden implementar las empresas para asegurar que sus iniciativas de sostenibilidad sean percibidas como auténticas e inspirar confianza?
La respuesta pareciera ser más simple de lo que parece. En primer lugar, deben tener claro temas básicos para cualquier entidad como lo son visión, misión, valores y cultura corporativa. Por ejemplo, una marca outdoor, con un discurso conectado con la naturaleza, que utiliza un packaging reciclable y ha incorporado líneas ecológicas en sus productos, no puede ignorar las normativas ambientales en su cadena de suministros y comprar materias primas a proveedores que no cumplen con los estándares.
Para evitar el ecoblanqueamiento en necesario seguir 3 principios fundamentales: integridad, identificación e inclusión. Debe tener sus compromisos claros, es decir, realmente ejecutar lo que enuncian y comunicar con honestidad, esto es la base de la confianza. Es necesario compartir sus valores y objetivos con el cliente y no al revés. Por último, necesitan crear cercanía involucrando a los consumidores en sus acciones, brindándoles un sentido de pertenencia con la marca.
Evitar el green washing es una responsabilidad ética de las empresas. Resulta necesario promover una estrategia basada en la integridad y la transparencia. De este modo podrán construir y mantener una reputación sólida y creíble, que no solo los beneficiará en el posicionamiento del mercado, sino también a fidelizar a sus clientes.
Más allá del marketing verde, la verdadera diferenciación y sostenibilidad a largo plazo proviene de acciones concretas que reflejen un compromiso genuino con los valores de la empresa. El llamado es claro, adoptar prácticas ambientales amigables, no solo como una estrategia de mercado, sino una responsabilidad ética y un motor de crecimiento.
Por: Sergio Jiménez, New Business Director de Kantar Insight Chile