Una compañera milenaria del ser humano es la música, que suele ser una chispa para encender profundas emociones. No es extraño, entonces, que sea una aliada de la publicidad, especialmente para marcas que quieren conectar con audiencias multiculturales.  

La música es uno de los mayores conectores entre personas de todo el mundo y dentro de las propias comunidades. Esto es especialmente importante en Latinoamérica. Según un estudio de Nielsen, por ejemplo, la música es un “componente clave de la vida hispana y los hispanos se encuentran entre los consumidores de música más entusiastas en una variedad de géneros”.

Para los avisadores, la música puede ser una forma tremendamente impactante de llegar a estas audiencias en un mundo que pide que la publicidad refleje la diversidad.

En ese sentido, basta revisar piezas ganadoras en concursos publicitarios para observar cómo la señal musical correcta en un anuncio puede generar un impacto emocional significativo en el espectador, haciéndolo sentir conectado con una marca.

La música que acompaña la publicidad ofrece a la audiencia pistas importantes sobre el contexto emocional asociado con el producto o servicio. Por lo tanto, es un elemento fundamental en la experiencia de visualización general.

Esto funciona en ambos sentidos. La música bien utilizada puede generar sentimientos positivos, pero una mala elección musical puede alejar rápidamente a los consumidores. El peligro está en caer en estereotipos al elegir música para audiencias multiculturales, lo que redundará en una mala percepción del público.

Y la música no solo puede conectar con distintas culturas, sino también con grupos específicos de personas dentro de una misma comunidad, como personas que son madres o jóvenes que empiezan su vida como adultos, o con sentimientos universales como el amor, alegría, esperanza, etc.

Por eso, las marcas y los especialistas en marketing deben concentrarse en la audiencia a la que intentan llegar y adaptar su mensaje a ella. Para hacerlo, primero deben comprender los rasgos de esas personas, comenzando con su edad, país de origen, preferencia de idioma y ubicación geográfica. Esto permitirá a las marcas centrarse en artistas y géneros específicos que se ajusten a esos requisitos.

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