Potenciar el valor de marca es clave para cualquier negocio, pues gran parte de su éxito o fracaso puede depender de que la marca esté bien posicionada entre los consumidores. Por eso, muchas empresas tienen un rol específico para trabajar este aspecto: el brand manager.
Quien ostenta el cargo de brand manager es el profesional responsable de gestionar todo lo que rodea a una marca, para potenciarla y hacerla crecer. Es lo que podríamos llamar el “guardián” de la marca, quien debe garantizar que los productos o servicios bajo su marca resuenen en los clientes actuales y potenciales, con quienes debe construir una relación de largo plazo.
Su objetivo principal es aumentar el valor percibido de la marca, lo cual redundará en un impulso de las ventas. A través de las estrategias de marketing, se ocupa de que la marca consolide y mantenga sus productos o servicios en el mercado, atraiga nuevos clientes, fidelice a los clientes que ya tiene y velar porque las audiencias tengan una percepción positiva y efectiva de la marca.
Las funciones de un brand manager
Los elementos clave del trabajo de un brand manager son:
Capacidades y habilidades del brand manager
Un brand manager generalmente necesita tener habilidades avanzadas en las siguientes áreas:
Redacción: tener sólidas habilidades de redacción ayudará a desarrollar y supervisar mensajes efectivos, garantizando que sean bien ejecutados por los redactores.
Comunicación: más allá de los mensajes en nombre de la marca, deberá poder comunicarse con el equipo de marketing y las partes interesadas de una empresa sobre sus recomendaciones estratégicas.
Estrategia: desarrollar o mejorar una estrategia de marca significa comprender el mercado, cómo encaja la marca en él y cómo llegar a los clientes.
Gestión de proyectos: la capacidad para gestionar varios proyectos al mismo tiempo permitirá supervisar nuevas campañas y ayudar a los equipos a ejecutar todo.
Liderazgo y trabajo en equipo: ser capaz de comprometer al equipo con los objetivos de la marca y coordinar sus acciones para obtener resultados es primordial.
Adaptabilidad: los mercados cambian constantemente para reflejar las necesidades de los consumidores. Adaptarse y mantener la curiosidad sobre las tendencias y la innovación puede llevar a desarrollar una estrategia de marca más receptiva.
