Se necesitarán entre 7 y 9 billones de dólares en apoyo fiscal en 2021 para enfrentar la pandemia

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Los gobiernos están luchando contra la recesión inducida por la pandemia con niveles de apoyo fiscal sin precedentes. Se han anunciado más de 19 billones de dólares de fondos globalmente y, de acuerdo con un nuevo estudio de Accenture, se necesitarán entre 7 y 9 billones de dólares de apoyo fiscal adicional en 2021 para cubrir los déficits de demanda agregada y devolver el crecimiento del PIB mundial a su nivel prepandémico.

Según explicó Nicolás Goldstein, Presidente Ejecutivo de Accenture Chile, “este momento presenta una oportunidad única para que los líderes empresariales aprovechen el apoyo fiscal para reconstruir sus negocios, acelerar la transformación digital e impulsar una sociedad mejor. Para que los líderes lo hagan con eficacia, es fundamental no solo comprender la gama completa de apoyos potenciales que se avecinan, sino también estar equipados con estrategias para maximizar el impacto a largo plazo”.

De acuerdo con el estudio, esta crisis ha visto cómo el apoyo fiscal ha llegado en tres formas: Alivio, estímulo e inversión para la recuperación. Hasta la fecha, sólo el 16% del apoyo anunciado se ha destinado a la inversión para la recuperación. La mayor parte del apoyo fiscal se ha dirigido a la fase de estímulo, ya que muchos gobiernos han introducido restricciones para suprimir el virus.

Para muchos países, el desbloqueo de la inversión para la recuperación depende del éxito del despliegue de las vacunas, la recuperación de las economías y de la confianza de los consumidores. Según el reporte, hay tres razones que explican por qué una gran parte de los 7 a 9 billones de dólares de apoyo fiscal adicional en 2021 probablemente se centrará en la recuperación:

1.           Las ayudas no utilizadas se centran principalmente en la liquidez: De los 6,1 billones de dólares de ayuda no desembolsada, aproximadamente 4,3 billones de dólares se destinan a apoyo a la liquidez de las empresas y los hogares para hacer frente a los costos de los cierres. Dado que los fondos ya están asignados, es difícil desviar la financiación para inversiones a más largo plazo.

2.           La inversión para la recuperación suele venir al final: En las crisis, es habitual que los gobiernos prioricen primero la estabilización de la economía a través del apoyo al estímulo y luego cambiar el enfoque a la reconstrucción. Por ejemplo, en la crisis financiera de 2008, se aprobó el Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP) para rescatar al sector bancario y estabilizar la economía. Luego, en 2009 se anunció la Ley de Recuperación y Reinversión (ARRA), que se centró en el crecimiento a largo plazo y la creación de empleo.

3.           Los gobiernos ya se están enfocando en la recuperación: Varios gobiernos están empezando a anunciar paquetes de apoyo que dirigen gran parte de la financiación a inversiones a largo plazo. Más de la mitad del tercer paquete de apoyo de Japón se centra en las tecnologías digitales y tecnologías verdes. El paquete de la Unión Europea de 750.000 millones de euros también tiene un fuerte enfoque en la transición energética verde. Además, otros gobiernos también han señalado ambiciones de inversión a largo plazo.

La inversión en la recuperación como catalizador para transformar las economías

Goldstein destacó que “La forma en que la historia juzga las crisis mundiales suele estar en la capacidad de los gobiernos y las empresas para transformar las economías a largo plazo. La Gran Depresión de 1930 condujo al New Deal en Estados Unidos, introduciendo la seguridad social, la negociación colectiva de los sindicatos, la vivienda pública y los planes de seguro de depósitos bancarios, que son fundamentales para las economías hasta el día de hoy. Además, dio lugar a la incorporación de la mujer al trabajo, y el empleo femenino aumentó un 24% a finales de la década de 1930. A menudo, los avances tecnológicos más innovadores han surgido como resultado de graves crisis. La Segunda Guerra Mundial impulsó la invención de los Colossus, para ayudar a la inteligencia militar. También fue el impulso para el Servicio Nacional de Salud (NHS) en el Reino Unido y dio lugar a la creación de las Naciones Unidas”.

El experto agregó que, “dada la gravedad del impacto de la pandemia en todas las economías, esperamos que se produzcan avances tecnológicos catalizados por esta crisis. Estos avances tendrán pronunciadas repercusiones beneficios para la sociedad. La inversión para la recuperación presenta una oportunidad de impulsar no sólo un nuevo crecimiento económico, sino también una recuperación sostenible que beneficie a todos”.

De acuerdo con el estudio de Accenture, la evidencia sugiere que un paquete de recuperación exitoso retornará de dos a tres veces el costo inicial, ya que el gasto de los hogares y las empresas impulsa la reinversión. Para entender cómo la inversión en recuperación puede impulsar un impacto social generalizado, Accenture estudió 17 tipos diferentes de apoyo desplegados en veinte países durante las pasadas recesiones entre 2001 y 2020. El análisis demostró que la Inversión para la Recuperación, puede tener un impacto generalizado en tres parámetros clave: Económico, medioambiental y humano.

Algunos resultados en 3 áreas:

– Medio ambiente: Incentivos fiscales para edificios energéticamente eficientes e inversiones en energías renovables pueden dar lugar a la reducción de más de 160 gigatoneladas de CO2.

– Tecnología y conectividad: Las inversiones en infraestructuras de conectividad como el 5G, la nube y data pueden aumentar la productividad de hogares no conectados, al tiempo que impulsan el PIB en 8,1 millones de dólares por cada millón de dólares invertido.

– Apoyo a las pequeñas empresas y a los hogares: Por cada 1 millón de dólares de apoyo a la liquidez de las empresas, el PIB puede aumentar en 10,9 millones de dólares. Los líderes empresariales también deben tener en cuenta la velocidad de retorno de la inversión. Por ejemplo, la modernización de la eficiencia energética en los edificios suele ser proyectos más pequeños y modulares que proporcionan beneficios ambientales y económicos inmediatos. Otras inversiones, como el transporte público a gran escala tienden a ser proyectos de varios años en los que el beneficio económico no se obtiene hasta dentro de un tiempo.

En segundo lugar, está el riesgo asociado a ciertos proyectos. La inversión de recuperación puede diseñarse para reducir el riesgo en áreas más incipientes, como la I+D en tecnologías emergentes, o para movilizar el capital para crear nuevas áreas de crecimiento de la economía. Las empresas que entienden cómo ciertas palancas de inversión para la recuperación cambian los perfiles de riesgo de sus proyectos pueden ser las primeras en muchas industrias.

Goldstein resaltó que “todas las crisis son una invitación a construir un mundo mejor. No dejemos pasar esta oportunidad para avanzar y tomar acciones que mejoren la calidad de vida de las personas”.

Link al estudio: https://www.accenture.com/_acnmedia/Accenture/Conversion-Assets/Secure/pdf-no-index-5/Accenture-Strategy-Fueling-Recovery-POV-new.pdf#zoom=40

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