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Principios fundamentales

Estamos a un mes de las elecciones donde todos los chilenos debemos elegir a los miembros de la Convención Constituyente que tendrán la misión de redactar una nueva Carta Magna, un proceso lleno de desafíos y esperanzas donde confiamos en que prime un debate con altura de miras y que responda con honestidad y asertividad a las transformaciones, anhelos y proyecciones de nuestra sociedad.

 

Este proceso, sin duda, marcará las conversaciones de todos los sectores durante este año, y ANDA no es la excepción. Así es como, en esta edición, queremos hacer un aporte a la industria convocando a los gremios con los que hemos estado históricamente ligados, para conocer sus aspiraciones frente a la nueva Constitución.

 

Con ellos, ciertamente, compartimos principios y valores –además de la sinergia propia de nuestros ámbitos de acción-, que nos han unido durante décadas en alianzas tan importantes como el CONAR, la instancia de autorregulación de la industria publicitaria que ha sido un referente durante más de 30 años.

 

Con ellos, debemos defender sin medias tintas la libertad de expresión, que en el caso específico de los avisadores se refiere a la libertad de expresión comercial, graficada en el derecho que tiene todo productor de un bien o servicio, de cualquier tamaño y rubro, de dar a conocer libremente su existencia y atributos de su oferta a la sociedad.

 

Naturalmente, nuestra primera aspiración es que este derecho sea respetado en la redacción que se inicia. Sabemos en diversas ocasiones hemos debido alertar sobre iniciativas legislativas que erosionan aspectos de la libertad de expresión comercial, por lo que no es antojadizo señalar que vivimos un momento clave para salir a defenderla con la mayor claridad y convicción, y ciertamente así lo
haremos.

 

Además, es evidente que la nueva Constitución no debe ser escrita de cero, sino que tendrá necesariamente que tomar una serie de principios fundamentales, que son parte de nuestra actual Constitución, que no deberían admitir discusión y forman parte esencial de la democracia moderna. Un derecho de propiedad robusto, incluyendo propiedad intelectual (marcas, nombres de dominio y derechos de autor, etc), libertad de emprendimiento para las empresas, derecho de petición a la autoridad y Poder Judicial para poder impugnar las decisiones arbitrarias, son algunos de estos principios que deben permanecer.

 

La libertad de emprendimiento y la innovación son factores claves para el desarrollo económico en el mundo que hoy enfrentamos, así como el acceso a la tecnología y la conectividad –necesarios hasta un nivel que no imaginamos hasta 2020-, y el derecho a la privacidad de los datos.

 

Nuestro país y el mundo son muy distintos a los que eran un par de décadas atrás, y la Constitución debiera recoger las expresiones más importantes de estos cambios. Sin embargo, y como muchos han advertido, estamos muy conscientes de que, con toda la relevancia que tiene, la Constitución no es ni nunca podrá ser la respuesta a todos los anhelos y buenas intenciones que todos tenemos derecho a expresar. Para avanzar en una vida en común que entregue las condiciones para que cada cual progrese, todos debemos trabajar por el diálogo, el entendimiento y la empatía -virtudes que no son precisamente abundantes hoy en la discusión pública y por dar lo mejor para el bien común desde el ámbito de actuación de cada uno, respetando y promoviendo una institucionalidad robusta que es la que, al fin y al cabo, da respuesta a esas legítimas aspiraciones.

 

En 2020, producto de la pandemia, dimos una dura batalla que hasta hoy perdura; si algo nos ha enseñado esta experiencia es una lección de resiliencia, adaptación, humildad y fortaleza. Apliquemos estos aprendizajes para encarar con optimismo los desafíos que tenemos por delante.

 

Fernando Mora
Presidente de ANDA

 

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