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“Espero contribuir a fortalecer la conexión de la empresa con la sociedad”

Karen Thal es presidenta de ICARE a partir de este año, la primera mujer en ser elegida para liderar la organización empresarial. “No debiera extrañarnos que esta sea una tendencia en todas las instituciones y empresas del país”, afirma. Desde su rol, planea continuar articulando el compromiso del empresariado con las necesidades de las personas.

 

Karen Thal

Presidente de ICARE

 

  • Karen Thal asumió la presidencia de ICARE en enero de este año, y es la primera mujer en llegar a ese cargo.

 

Vinculada a la organización desde hace más de una década, fue directora desde 2019, y anteriormente, participó como expositora en eventos y congresos de la institución y como integrante del Círculo de Personas y Organización y del Círculo de Marketing, donde ocupó las vicepresidencias. En 2021, su directorio la designó como vicepresidenta de ICARE.

 

Karen Thal es psicóloga y Máster in Business Administration (MBA) de la Universidad Católica. Actualmente es presidenta de Cadem, empresa de consultoría, investigación de mercado y opinión pública, donde trabaja hace más de 25 años. Además, es directora de empresas y directora de ChileMujeres.

 

 

¿Qué importancia asigna al hecho de ser la primera mujer presidenta de ICARE?

 

Es una buena señal que, al buscar a quién presidiría este periodo, se haya llegado por primera vez a una mujer. Creo que esto es el resultado de un proceso gradual de incorporación de mujeres en el directorio y en todas las instancias de ICARE. No debiera extrañarnos que esta sea una tendencia en todas las instituciones y empresas del país. Las mujeres somos la mitad de Chile y espero que el hecho que una mujer dirija una organización nos llame cada vez menos la atención.

 

 

¿Cuáles son los planes para su gestión?

 

Seguiremos promoviendo la excelencia empresarial y potenciando nuestro principal activo, que es ser un punto de encuentro para la diversidad de visiones y el debate sobre cómo la empresa puede hacer su máximo aporte al país y a la vida de los trabajadores, clientes y ciudadanos. Espero contribuir a fortalecer la conexión de la empresa con la sociedad y seguir articulando el compromiso del mundo empresarial con las necesidades de las personas.

 

 

La empresa, como muchas instituciones en nuestro país, enfrenta una crisis de confianza de parte de la ciudadanía, ¿cómo espera contribuir a la cabeza de ICARE a relevar el rol de las empresas en la sociedad?

 

Las empresas se encuentran desafiadas desde el frente de sus clientes, muchos de los cuales día a día quedan insatisfechos con el servicio que reciben; sus trabajadores, que quieren trabajar en empresas en que no sólo importa la rentabilidad del accionista sino el cuidado de los distintos stakeholders; y desde las comunidades con las cuales interactúa, que esperan la generación de valor compartido y respeto por el medio ambiente. Solo dos de cada diez personas confían en las empresas, y eso tiene que preocuparnos y ocuparnos. Esto, junto a la transformación digital y las demandas de equidad e inclusión internas, configuran un escenario de desafíos y oportunidades.

 

En ICARE tendremos un foco en lo que hemos llamado Mejores Empresas, trabajo que se está haciendo desde 2019 y que pone énfasis a la necesidad de avanzar hacia Empresas Ciudadanas, empresas que construyen relaciones virtuosas con todas las personas con quienes se relacionan: clientes, trabajadores, proveedores, comunidades, entorno humano y ciudadanos.

 

 

¿Cómo están evaluando el contexto país, y los procesos que están en marcha (constitucional, potencial reforma tributaria, etc)?

 

Hoy, siete de cada diez chilenos creen que Chile va por mal camino. Creo que es urgente que todos los actores sociales dialoguemos para poder avanzar en los temas que están pendientes y salir del inmovilismo que vivimos hace años. El proceso de redacción de una nueva Constitución representa un desafío político que, esperamos, pueda entregar las certezas que el país necesita. Las certezas jurídicas, la confianza a nivel social y también la confianza del empresariado son necesarias para la ciudanía, y también lo son poder aumentar los niveles de inversión, que es un motor de desarrollo y genera bienestar para las personas. Para tener certezas, tenemos que avanzar también en un pacto tributario de largo plazo, acompañado de destrabar los proyectos detenidos por permisos. Una buena reforma de pensiones también es una tarea pendiente que tenemos que resolver.

 

 

En ese sentido, ¿qué rol tienen las empresas para poder avanzar en estos desafíos y aportar a un clima de acuerdos? ¿Cuál es su visión acerca del papel que deben cumplir las empresas en la sociedad de hoy?

 

Las demandas sociales que dieron origen a la crisis social, como pensiones, educación, salud, siguen pendientes. Nada ha avanzado y además hoy existen en un país más pobre, más desigual y con una crisis de seguridad ciudadana que no imaginamos. Sería un error entender los resultados del plebiscito del 4S y los de la elección del 7M como un indicador de que no es necesario enfrentar las temáticas pendientes. En todos estos temas, el sector privado debe colaborar activamente para resolverlos, en conjunto con el sector público y de manera colaborativa.

 

 

¿Qué mensajes y conclusiones dejó la última ENADE?

 

El concepto que orientó el programa de ENADE fue la necesidad de impulsar el diálogo y fortalecer la colaboración público-privada. Desde diversos ángulos y miradas, no necesariamente coincidentes, se expresaron ideas y propuestas para construir un país mejor y descubrir aquellos aspectos en que existan coincidencias, sin renunciar a las cosmovisiones propias.

 

ICARE, en su condición de punto de encuentro, cumplió el objetivo de convocar a personas representativas de la sociedad chilena para conversar y debatir sobre el presente y el futuro. Ese objetivo se logró plenamente. La tarea que queda, luego de ENADE, es seguir perseverando en la búsqueda de acuerdos amplios, particularmente en el contenido de las principales reformas pendientes. Es allí donde debemos enfocar nuestros esfuerzos en el tiempo que viene. Ahora hay que llevar a los hechos la disposición a la colaboración que todos los actores expresaron en ENADE.

 

 

ENADE se preguntaba si es posible el optimismo, ¿cómo contesta esa pregunta hoy, tras la reflexión en el evento?

 

Si no creyéramos en la potencialidad de nuestro país no estaríamos en esto. Chile ha superado, en las últimas décadas, todos los desafíos que le ha puesto la naturaleza, las condiciones sanitarias y la economía. Somos un país con gente resiliente y trabajadora, tenemos recursos naturales y un sistema institucional y económico que promueve el espíritu emprendedor. El optimismo nace de pensar en que, si logramos encontrar conexión en la discordia, Chile podrá orientar sus esfuerzos a la recuperación económica, a la crisis de seguridad, a avanzar en las reformas pendientes, y a entregar así mejores oportunidades a los sectores más desposeídos del país. Esa es nuestra tarea.

 

 

 

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