Adopté un modelo de compliance, ¿es suficientemente bueno?
Ante la creciente y cada vez más compleja normativa aplicable a las empresas, la realidad práctica de los negocios y las relaciones con la comunidad, se debe verificar si la adopción de un sistema o modelo de compliance, generará el resultado buscado, esto es, prevenir conductas riesgosas, premiar la conducta ética y, en definitiva, fomentar una cultura de apego a las normas y buenas prácticas en cada organización.
Para ello, existe una evaluación que debe ser realizada periódicamente, respondiendo la siguiente interrogante ¿es suficientemente bueno nuestro programa de cumplimiento? Esta pregunta es la que hacen inversionistas, directores y gerentes y cuya respuesta no es del todo sencillo.
Previo a contestar la pregunta sobre la efectividad del modelo de compliance, se debe verificar que en su diseño e implementación se han cumplido con las etapas o pasos clave. En este sentido, no pueden faltar:
Planificación: Para lograr la implantación de un programa de compliance en el centro del negocio, se deben identificar los requisitos normativos, reglamentarios y las políticas internas sobre las que se busca tener visibilidad. Se deben asignar los recursos destinados a esa labor y las áreas, gerencias o personas involucradas en el proceso, como también la definición de sus funciones y responsabilidades en la implementación del modelo.
Diseño: Esto implica delinear políticas y procedimientos o actualizar los existentes, evaluar riesgos concretos que enfrenta la organización en sus actividades, su impacto, probabilidad de ocurrencia, los factores mitigantes y controles sobre los riesgos identificados. Asimismo, se debe buscar disminuir la discrecionalidad de las decisiones que tomen los miembros de la organización e incluir una rendición de cuentas periódica.
Implementación: Involucra poner en práctica las políticas, procedimientos y controles y capacitar a los empleados sobre cómo seguirlos. De las etapas identificadas, puede ser la que tome más tiempo al equipo de trabajo.
Monitoreo: Revisión periódica de las políticas, su actualización y los procedimientos y los controles para garantizar su efectividad. En el monitoreo, se pueden utilizar distintas herramientas, como el levantamiento de KPI ?s (indicadores clave de rendimiento) relevantes, la realización de auditorías y evaluaciones de riesgos, material clave para la confección de reportes a la alta administración y el directorio,
Revisión y Mejora: Actividad permanente, basada en los resultados del seguimiento y las auditorías realizadas al modelo de compliance. Esto puede implicar realizar cambios o actualización de las políticas, procedimientos y controles, como también, actualizar los materiales de capacitación, los roles y responsabilidades de las áreas, gerencias o personas involucradas.
En general, el cronograma para desarrollar e implementar un modelo de cumplimiento puede variar entre unos pocos meses y varios años, según el tamaño, la complejidad de la organización y los requisitos reglamentarios que deben cumplirse. En cuanto al modelo de compliance mismo, hay una serie de elementos que deben ser considerados y que no son sustituibles, esto es, cubrir las necesidades específicas de la organización, monitoreado y mejorado de manera efectiva. Asimismo, debe ser consistente con las normas aplicables a la organización, locales, nacionales e incluso internacionales, ser participativo obteniendo feedback de los distintos miembros de la organización, aplicarse en todos los niveles, funciones y áreas de la empresa, evitando así la impresión de que existe una doble moral y flexibilidad en la interpretación de las políticas y la ejecución de los procedimientos. Asimismo, es necesario que el programa de cumplimiento y los materiales de apoyo, publicaciones, páginas web, boletines y otros medios de información utilizados, incluyendo el material diseñado para socios comerciales y proveedores, sea fácilmente asequible. Un buen programa de compliance debe incluir un canal de denuncia y una línea de consultas que asesore y aborde las preguntas e inquietudes de los miembros de la organización en forma confidencial o anónima, con garantía de no represalias y las investigaciones de denuncias deben ser realizadas de acuerdo a protocolos claros y conocidos. Finalmente, la adopción del modelo de compliance será mucho más rápido, si incluye lenguaje de fácil comprensión, evitando siglas o términos técnicos, ofreciendo ejemplos de la vida real, buscando promocionar una cultura institucional en que exista un equilibrio entre la confianza y el ambiente de control, permitiendo así que los colaboradores no tomen decisiones que pueden llevar a la organización a asumir riesgos innecesarios. Por último, el modelo de cumplimiento deberá tener la flexibilidad necesaria para adoptar nuevas herramientas o modelos de lenguaje o aprendizaje basados en inteligencia artificial, cuyo uso está cada vez más normalizado.
Estas herramientas enriquecerán los modelos de cumplimiento, haciendo más amigable la interacción con los usuarios (a través de chatbots, asistentes virtuales u otro) o con muchas otras utilidades que hoy no podemos ni imaginar. Tal como lo indiqué en una columna anterior, hacer el trabajo bien, por el bien de las personas, con integridad, es la tarea primordial que cada miembro de una organización, lo cual debe estar impreso en la gestión diaria y en cada nuevo desafío que se asuma, evitando tomar cualquier atajo ético, ya que los logros valen, si a ellos se llega a través del camino correcto.
Andrés Marín
Abogado, Universidad de Chile
Magíster en Derecho de la Empresa, Pontificia Universidad Católica de Chile
Postítulo en Negociación Avanzada Metodología Harvard y Libre Competencia
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