Fatiga de decisión: qué es y por qué deberías considerarla
¿Habías escuchado hablar de la fatiga de decisión? Se trata de un concepto del campo de la psicología que deberías tener en cuenta al plantearte el desarrollo de ciertas herramientas para tu negocio como la página web y las aplicaciones.
Definiendo la fatiga de decisión
La fatiga de decisión se produce cuando la mente se cansa después de un período prolongado de tomar decisiones. Provoca que la persona se sienta abrumada, ansiosa, estresada e incapaz o con una capacidad disminuida para tomar decisiones, ya sea que se trate de cosas importantes o nimiedades.
El término fue acuñado por el psicólogo social Roy F. Baumeister, quien llamó la atención sobre el desgaste mental que padece una persona al recibir a diario un cúmulo de información que necesita para tomar decisiones.
Implicancias de la fatiga de decisión para el marketing
Hoy en día, un ejemplo típico de la fatiga de decisión es el tiempo que toma decidir qué ver en una plataforma de streaming. Son tantas las opciones (es decir, la información), que muchas personas quedan paralizadas o tardan más tiempo en decidir qué ver que lo que dura el programa elegido.
Algunos estudios han calculado que una persona toma unas 35.000 decisiones al día, desde qué comer o cómo vestirse, hasta aspectos más complejos con consecuencias de largo plazo. Este proceso consume energía mental.
Si bien no es una patología clínica, la fatiga de decisión es un fenómeno que se repite a diario en cientos de miles de personas, y debemos tenerlo en cuenta cuando planificamos estrategias y acciones de marketing.
Al desarrollar un sitio web o una aplicación, es importante tener en cuenta que presentar demasiadas alternativas a nuestras audiencias puede jugarnos en contra. Si tienen demasiada información, podrían elegir tomar el camino cognitivamente más fácil y simplemente no decidir nada, abandonando el sitio.
Por el contrario, es una buena idea limitar la cantidad de acciones que un usuario puede hacer en un determinado punto e intentar que el proceso de navegación y avance sea lo más sencillo posible.
Es una gran tentación poner toda la información que un usuario pueda necesitar en la página de inicio, pero un diseño web sólido requiere que dosifiquemos y seleccionemos cuidadosamente el contenido.
Debes asegurarte de diseñar la ruta del cliente con la menor cantidad de opciones posibles, guiándolo por un camino ameno y sencillo hacia un objetivo de conversión e incluso ofreciendo elecciones predeterminadas para evitar que se siente abrumado ante la cantidad de alternativas disponibles.