Estudio de Accenture y Oxford Economics: PIB mundial aumentará de forma sostenida al año 2025, pero el empleo no crecerá al mismo ritmo

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El informe plantea las medidas clave que deben impulsar los gobiernos a nivel mundial para avanzar hacia una reactivación económica sostenible.

La pandemia provocó impactos sin precedentes en la economía mundial, y los gobiernos actuaron rápidamente con grandes ayudas fiscales para ayudar a proteger los empleos, los ingresos de los hogares y las empresas en un momento de inestabilidad. Las prioridades, ahora que nos acercamos al mundo post pandemia, son maximizar la recuperación económica, sostenibilidad y resiliencia.

Un nuevo estudio de Accenture y el World Economic Forum identifica los factores estructurales clave para la recuperación económica competitividad, tecnología digital, administración pública y el gobierno electrónico; el medio ambiente, la estructura sectorial, los mercados laborales y desigualdad, las competencias, y la I+D e innovación. Según el informe, con una visión objetiva de estas influencias de recuperación económica, los gobiernos tienen la base para planificar con enfoque el impacto futuro. Pero existen riesgos significativos, tanto al alza como a la baja, y un alto grado de incertidumbre en las perspectivas de referencia de Oxford Economics, tanto a corto como a medio plazo.

De acuerdo con el estudio hay dos escenarios potenciales. El primero es que la inflación sigue aumentando, pero el consumo también, debido a que las restricciones de movimiento se suavizan y se comienza a activar la recuperación económica. El segundo es que la variante Delta avanza con más fuerza y las restricciones más duras vuelven. Con esto se estanca la recuperación económica, debido a que hay menos gasto por parte de los consumidores. Según el informe, ya está en camino una sólida recuperación económica mundial con un crecimiento del PIB del 5,9% y 4,8% en 2021 y 2022, respectivamente, tras una contracción del 3,5% en 2020. Sin embargo, el empleo no crecerá al mismo ritmo.

Según explicó Nicolás Goldstein, Presidente Ejecutivo de Accenture Chile, “para aprovechar al máximo el potencial y liderar con impacto, los gobiernos deben desplegar rápidamente varios elementos. Primero, apoyar y transformar el mercado laboral. Preparar hoy a las personas para trabajar en conjunto con las nuevas tecnologías. Segundo, minimizar las secuelas económicas a largo plazo. Evaluar cómo difieren las previsiones económicas de antes de la pandemia a las previsiones actuales. Tercero, utilizar el exceso de ahorro acumulado durante la pandemia para impulsar un auge del consumo. Finalmente, el ritmo y la orientación de la recuperación también dependen de cómo los gobiernos se ocupen de las cuestiones estructurales a largo plazo, las fortalezas y debilidades competitivas, así como los impactos de la crisis a corto plazo en sus iniciativas”.

De acuerdo con el estudio, hay cuatro fundamentos que pueden contribuir a una mayor rentabilidad. Primero, impulsar una estrategia fiscal dinámica. Nicolás Goldstein explicó que “muchos gobiernos se encuentran en un período de mayor gasto, a pesar del aumento de los déficits y la deuda. Pero gastos en programas como para la generación de energía renovable, en infraestructura de transporte y la última milla de banda ancha pueden preparar el camino para una recuperación más fuerte. Es la clave para apoyar la recuperación a corto plazo y gestionar la magnitud de las consecuencias económicas a largo plazo. La política fiscal debe evolucionar de forma dinámica. Debe haber espacio para centrarse en las áreas de oportunidad y cambiar prioridades hacia objetivos de crecimiento sostenibles”.

En segundo lugar, se debe avanzar hacia la resiliencia económica. La “lucha contra la crisis” es sólo una parte de lo que los gobiernos deben hacer para apoyar la resiliencia económica. También deben desarrollar iniciativas nacionales a largo plazo en colaboración con el sector privado para aumentar el potencial de crecimiento económico y que sirvan de trampolín para remodelar la economía a lo largo del tiempo. Además, los gobiernos deben considerar cómo desarrollar su capacidad para aplicar programas de inversión a gran escala, centrándose en preparar a las personas para trabajar en conjunto con las nuevas tecnologías. Los países ya han empezado a impulsar estos planes, que combinan una mayor inversión pública con reformas críticas y la modernización del Estado.

En tercer lugar, los gobiernos deben enfocarse en la inversión de proyectos de alto impacto, haciendo hincapié en una inversión pública renovada que aproveche al máximo los multiplicadores fiscales. Goldstein explicó que “estos multiplicadores variarán a lo largo del tiempo y entre países, en función de las circunstancias. No es sorprendente que los multiplicadores digitales sean muy prometedores. La adopción de las tecnologías digitales tiene importantes efectos en la productividad, el crecimiento y la creación de empleo, así como en la mejora del bienestar y el acceso a productos y servicios. El retorno de la inversión en tecnologías a largo plazo es 6,7 veces mayor que las inversiones no digitales”.

Finalmente, los gobiernos deben aumentar su capacidad. Nicolás Goldstein destacó que “hay una serie de medidas que pueden adoptar para aumentar su capacidad y la transformación digital es una de las principales. Desde los portales digitales que facilitan la comunicación y colaboración, hasta el desarrollo de una agencia digital central para potenciar la capacidad administrativa, las nuevas tecnologías ofrecen la velocidad y la eficiencia necesarias para el sector público. Sin embargo, la tecnología no la única respuesta. Hay que mejorar el diseño de las políticas públicas, su aplicación, seguimiento y supervisión. Se trata de crear un nuevo futuro de elaboración de políticas basadas en el análisis de datos de calidad”.

Link al estudio

Nicolás Goldstein, Presidente Ejecutivo de Accenture Chile

Nicolás Goldstein

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