El Big Data después de la pandemia
El mundo entero se vio remecido en el último año debido a la pandemia del Covid 19, en donde muchos comercios se han visto obligados a volcarse al e-commerce para poder sobrevivir y con ello han dado un paso que venían retrasando desde hace tiempo. Junto con este cambio en las empresas, los consumidores esquivos de la tecnología se vieron obligados a confiar en estas plataformas para disminuir el riesgo de contagio. Aún estamos en la tormenta, pero cuando la pandemia termine nos encontraremos en una sociedad radicalmente más digitalizada de la que teníamos antes.
Muchos se habrán acostumbrado a conversar con sus parientes por video conferencia, a hacer las compras por la web con despacho a la domicilio, a reemplazar la gimnasia bancaria a través del uso de nuevos servicios bancarios habilitados para la contingencia, e incluso a reemplazar la visita a la notaría por tramitación electrónica que hoy está disponible para hacer frente a la pandemia, muchos han experimentado que esa transacción remota a la que le tenían miedo, no era tan compleja como pensaban.
En este nuevo escenario, los sistemas informáticos que dan soporte a todo este fortalecido aparataje digital estarán en capacidad de generar más y mejor calidad de información de la que teníamos antes de la pandemia y con ello se abre la posibilidad de hacer cosas que antes no eran posibles.
Debido a lo anterior, el Big Data será aún más relevante. Esta digitalización de las tareas que involucra mayor cantidad de personas y mayor cantidad de transacciones implicará un importante aumento global en datos disponibles.
Haciendo un poco de historia, recordemos que Big Data surge como un desarrollo tecnológico para hacer frente al enorme volumen de datos que se estaba generando en el mundo, es habitual escuchar que el valor de Big Data está en la tremenda capacidad de procesamiento de datos que tenemos hoy con el uso de tecnologías de procesamiento distribuido en la nube, pero a poco andar, los científicos de datos han constatado que el real potencial está en los Big Datos. Cuando tenemos gran cantidad de datos surge conocimiento nuevo de ellos, conocimiento que escapa a las habilidades normales de un ser humano de detectar patrones. Tal vez el mejor ejemplo es el popular traductor de Google, el que es posible gracias a un algoritmo de correlación simple que compara millones de textos escritos en distintos idiomas, asociando palabras y frases en un idioma al equivalente más cercano en el otro. Nadie conoce realmente la asociación que realiza el traductor, sino que es moldeada por una base de datos que contiene millones de textos en traducidos a varios idiomas por medios convencionales, el traductor aprende de esos textos por comparación, lo que permite la traducción prácticamente en todos los idiomas y una evolución dinámica del traductor en la medida que más texto se va incorporando, por ejemplo desde páginas web, de esta forma, se van añadiendo sin que nos demos cuenta, nuevas jergas y palabras. En los años 60, IBM intentó la construcción de un traductor con el uso de supercomputadores de la época, el fracaso de esta iniciativa no estuvo en los computadores, sino en la falta de Big Datos, ya que los lingüistas humanos no fueron capaces de sintetizar una fórmula de traducción, se necesitarían más de 40 años para que se creara la Big Data necesaria para entrenar un algoritmo efectivo.
La oportunidad en los siguientes años estará en descubrir qué nuevas oportunidades esconderán esos Big Datos que se crearán producto del cambio cultural debido a la pandemia, desarrollando las capacidades de análisis de datos necesarias para explorar ese potencial.
Por José Antonio Lipari, Docente U.Negocios FEN Universidad de Chile